¿Qué es el bullying?

El bullying es un tipo de acoso, hostigamiento e intimidación verbal, psicológica y física que se genera entre niñxs, adolescentes y jóvenes  generalmente durante la etapa escolar pero también a posterior.

El bullying social conlleva comportamientos agresivos hacia la otra persona,  que pueden darse en forma intencional y constante,  de manera física, verbal o psicológica. Se genera una relación desigual de poder que suele repetirse en el tiempo. 

Comprende también, el conjunto de acciones que llevan a cabo los agresores a fin de excluir a una persona de un grupo social, bien sea ignorando su presencia o excluyéndola de una actividad.

Puede presentarse en varias formas: física, verbal, psicológica y virtual, e incluir amenazas y actos discriminatorios por orientación sexual, identidad de género, condición socioeconómica, creencias religiosas y nacionalidad.

El acoso muchas veces se funda en prejuicios y prácticas discriminatorias que circulan en la sociedad, y que se encuentran presentes en las relaciones entre pares y entre grupos, mostrando cómo a veces una forma de configurar la subjetividad es diferenciarse de otrxs de forma hostil. 

 

¿Qué es el ciberbullying?

Hablamos de ciberbullying cuando la violencia o el hostigamiento se presentan a través de medios virtuales como redes sociales, mensajes de texto, páginas web o video juegos en línea.

Muchas veces,  conflictos que se inician en espacios como la escuela, se prolongan en los espacios virtuales, con la altísima capacidad de repercusión que estos posibilitan, aunque también puede darse a la inversa. 

Este tipo de situaciones tiene características propias: las agresiones pueden ser anónimas y el hostigamiento se puede viralizar rápidamente, aumentando la angustia de quien lo recibe.

Las formas que adopta son muy variadas:

  • Subir a Internet una imagen comprometida (real o editada), datos delicados, cosas que pueden perjudicar o avergonzar  a una persona.
  • Dar de alta, con foto incluida, en una web donde se trata de votar a la persona más “fea”, a la “menos inteligente”… y cargar puntos o votos para que aparezca en los primeros lugares.
  • Crear un perfil o espacio falso en redes sociales o foros, donde se escriban a modo de confesiones en primera persona determinados acontecimientos personales (reales o falseados).
  • Dejar comentarios ofensivos en foros o participar agresivamente en chats haciéndose pasar por la víctima de manera que las reacciones vayan posteriormente dirigidas a quien ha sufrido la usurpación de personalidad.
  • Dando de alta la dirección de correo electrónico en determinados sitios para que luego sea víctima de Spam y de contactos con desconocidos.
  • Usurpar su clave de correo electrónico o redes sociales para, además de cambiarla de forma que su dueñx no pueda acceder, leer los mensajes que recibe violando su intimidad.
  • Provocar a la persona que se hostiga en servicios web que cuentan con responsables de vigilar o moderar lo que allí pasa (chats, juegos en línea, comunidades virtuales entre otros) para conseguir una reacción violenta que, una vez denunciada o evidenciada, le suponga su exclusión.
  • Hacer circular rumores en los cuales a la persona agredida se le suponga un comportamiento reprochable y ofensivo, de forma que sean otros quienes ejerzan represalia o acoso.
  • Enviar mensajes amenazantes por e-mail u otras aplicaciones de mensajería instantánea, para perseguir y/o avergonzar.

Es importante tener en cuenta que no toda situación de acoso implica una práctica discriminatoria. Pero, como lo mencionamos anteriormente, es común que en el acoso se permeen prácticas discriminatorias o que se asuma como fundamento de la violencia ejercida, algún motivo fundado en prejuicios y estereotipos racistas, clasistas, por aspecto físico, hacia la sexualidad y las identidades de género, entre otros, o una combinación de estos.

 

¿Qué actores intervienen?

La persona agredida, la o las personas que agreden, los observadores, las instituciones (si se da, por ejemplo, dentro del ámbito escolar) y la comunidad.

Los observadores ocupan un lugar indispensable, ellos son testigos de los hechos, capaces de advertir y denunciar, muchas veces inclusive incitan a que los actos de violencia se sigan propagando.

En las instituciones (como la escuela o el club) las autoridades y el personal deben estar atentos a detectar cualquier caso de bullying social y establecer normas claras de convivencia que permitan trabajar en la prevención y contención de todas las partes.

Estas situaciones pueden comprenderse desde un enfoque relacional,  es decir, reconociendo  la importancia del contexto en el que tienen lugar las interacciones de las personas, en la producción de las situaciones de acoso u hostigamiento.

 

¿Qué podes  hacer?

¡Hablarlo! Si sos víctima de violencia o agresiones de parte de uno o varios pares, conocés alguien que esté atravesando esta situación o si sos testigo de algún caso de hostigamiento: no te quedes callado.

Buscá espacios de escucha y contención. En la escuela podés acercarte a un docente o autoridad de confianza y contarle lo que estás viviendo.

La comunidad toda debe involucrarse en generar acciones para prevenir y actuar sobre la situación. 

En Argentina, la Ley n° 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes no habla del ciberbullying en forma expresa, pero  quienes sufren ciberbullying está protegidos por la misma, que garantiza que niñxs y adolescentes  no sean sometidos a tratos violentos, discriminatorios, humillantes o intimidatorios.

No estás solx.

 

STALKING

El stalking es otro de los riesgos que pueden darse cuando interactuamos en las redes sociales.

No está mal querer saber más sobre quienes vamos conociendo. La persona que vio todas tus fotos de Instagram, que reacciona a tus historias o que da like a tus posteos en todas las redes, no tiene porqué ser un stalker. La situación cambia cuando te sentís intimidado y tenes miedo, cuando se torna repetitivo y notás signos de obsesión. 

El stalking se da cuando una persona acosa a otra en forma obsesiva mediante mensajes, llamadas y el control intensivo de las redes sociales. Las personas que lo realizan son llamados acosadores o  stalkers. 

 

¿Cómo actúa  un stalker?

Acosar consiste en tener una conducta persistente hacia una misma persona con el objetivo de tener control sobre ella. Los stalkers tienen un comportamiento obsesivo y causan un sentimiento angustiante a la persona perseguida, que teme por su seguridad. 

Hay varios signos que definen actitudes obsesivas hacia una persona en Internet, como por ejemplo: monitorea constantemente tu actividad en la red, te manda emails, mensajes y Whatsapps de forma insistente, o deja comentarios en tu Facebook repetitivamente y sin que vos correspondas ese nivel de intensidad.

 

¿Cómo actuar ante una situación de stalking?

Si estás incómodo con la situación, ya es razón suficiente para actuar. Existe la posibilidad de que hayas malinterpretado a la otra persona o sus motivos. Hacele saber que su nivel de actividad en tus publicaciones es excesivo y no te parece adecuado.

Si te sentís amenazado/a, denunciá. Guardá capturas de pantalla de todo, toda evidencia de lo que pasaste puede servir si se inicia una investigación.

 


Si tenés dudas escribínos o comunicate con los siguientes números: 

  • División de Cibercrimen de la Policía del Chaco 362-4644798
  • División de Delitos Tecnológicos de la Policía del Chaco 362-4709524